El trabajo que os muestro a continuación es un tapiz, obra de María, de las clases de patchwork de los jueves y que hicimos para regalar con motivo de la boda de Karen y Fernando, que son primos de María. Ella quería acompañar su regalo en efectivo, con algún detalle que permaneciera en el tiempo y que hubiera hecho con sus manos, pensando en ellos.
Cuando alguna de mis alumnas acude a mí, con la idea de un nuevo proyecto, pero del que solo tiene una idea, o una necesidad que cubrir y que no se materializa en nada concreto y que muchas veces se trata de materializar una idea o una necesidad o incluso se limita a exponerme, si eso es posible, una intuición de lo que quiere hacer… esta es una circunstancia, que como un detonante o un inmediato interruptor, pone en marcha mi cerebro en su versión más creativa y a una velocidad inusitada, y va de una idea a otra, fusionando posibilidades, imágenes y proyectos vistos anteriormente en tiendas, la red o vete tú a saber donde! Y se convierte en una auténtica tormenta de ideas, que la mayoría de las veces no soy capaz de exponer en ese mismo momento porque la mezcla de cosas es tan grande, que estoy segura de que puedo llegar a asustar a mi alumna, haciéndola pensar que en vaya follón la puedo llegar a meter 🙂 Por esta razón, después de balbucear varias veces, emitir frases a medias e incluso varias ideas inconexas, les digo que me dejen pensar un poco y que hablamos en unos días y que entonces les haré varias propuestas estructuradas, con pies y cabeza y factibles de materializar en las clases de patchwork…Y después de tantos años, siempre me tienen fe y saben perfectamente que les voy a exponer toda una serie de propuestas y que con seguridad habrá una que les entusiasmará.
Acudo entonces a Google, Pinterest y las redes y me descargo un montón de imágenes con propuestas que me gustan y que me ayudan a estructurar una idea. Busco “objetos” en sí mismos susceptibles de convertirse en el proyecto, como tapices, cojines, cuadros, bastidores, móviles o lo que sea que vea y que pueda encajar, busco fondos y texturas para incluir, imágenes para bordar, aplicar o incrustar y así poco a poco hasta que hago un esbozo de la propuesta, agrupo en diferentes carpetas las imágenes recopiladas, con términos como: fondos, colores, motivos, letras, etc. para que mi alumna se haga una idea de la propuesta y pueda escoger qué le gusta y qué no, o bien qué le encaja o qué no.
Y así empezamos el trabajo, seguimos definiendo el tamaño del proyecto y escogemos las telas y técnicas que vamos a emplear…y ale! Ya estamos en ruta! Ya no hay marcha atrás. A veces el proyecto está definiendo de cero a cien, pero otras veces no, y es sobre la marcha que vamos ajustando el método y contenido según evoluciona el trabajo. Y esto es un poco lo que pasó en este caso, porque decidimos hacer un tapiz, de medidas aproximadas 40×60 cm.
Sobre una loneta rústica, en la que aplicamos unos corazones con una tela que teñimos con pinturas acrílicas y acuarelas, hasta conseguir los colores y efectos que deseábamos en la tela, para luego recortarlos y pespuntearlos en negro…
También bordamos con hilo negro y la máquina de coser, diferentes puntadas decorativas bajo las que atrapamos hebras de hilos también teñidos y aplicamos los nombres de los novios, fecha y lugar del casamiento en tela negra con festón en el borde.
Algunos botones escogidos y broches de Scrapbook acabaron de rematar el trabajo. Finalmente, firmar la obra es casi obligado y en este caso no nos lo saltamos y usamos para ello una de esas telas de etiquetas tan bonitas que de tanto en tanto nos ofrece la industria textil del patchwork, que se aplicó en la parte de atrás del tapiz.
Esto es todo por hoy, deseo que te haya gustado lo que has visto y te agradezco la visita. Hasta pronto!